En 1965, nace José Sergio Cisneros Ortega, siendo el primogénito de una familia humilde y emprendedora, sus padres sacrificaban días y noches al trabajo arduo con el fin de ser mejores día a día. Él nos cuenta su historia…

Mi abuelo paterno, fabricaba huaraches y teguas a mano, recuerdo que yo cortaba la piel y ponía el pegamento, por cierto, mi abuela con el tiempo, llego a ayudar a mi abuelo a realizar los distintos diseños de los zapatos. Estos eran vendidos en Piedras Negras, Coahuila.

Mi papá fue fundador de la “Pulpa Rago”, para empacarla, nos instalábamos bajo techos de madera, así se creó una fábrica en donde, a cuchara, se embolsaba el producto y se utilizaba una veladora para cerrar la bolsita, pero debido a carencias económicas, mi padre, se vio obligado a vender la patente.

Posterior a esto, gracias al apoyo constante de mi madre, se dedicaban a comprar dulces a granel y empaquetarlos, mi papá salía todos los días en bicicleta y pedaleaba alrededor de 100 kilómetros con el fin de vender los dulces en distintos establecimientos.

Gracias al gran trabajo que realizaba, logró comprar una camioneta, la cual pintaba a brochazos cada 5 meses de distintos colores. De igual manera, ésta le permitía transportarse a ciudades grandes para comprar artículos de moda relacionados con los dulces para después venderlos.

Debido al posicionamiento regional logrado, nace nuestro primer Negocio formal, “Dulcería El Cometa”. Con el tiempo, mi padre, decidió expandirse y empezar a vender abarrotes, bajo el nombre “Abarrotes El Cometa”, logrando tener reconocimiento en distintas ciudades cercanas.

Fue en este negocio, a mis 13 años, cuando yo inicié como vendedor de abarrotes, dos años después me convertí en supervisor de Rutas.

En 1985 se cerraron las puertas de “Abarrotes El Cometa” del cuál heredé 3 camiones Torton, y fue allí, donde inicia mi historia.

Mis inicios fueron como vendedor de la harinera “Sabinas Industrial”, compraba toda la producción de la marca flor de Liz y la vendía, pero yo mismo la fleteaba junto con otros dos compañeros.

Al mismo tiempo empezaba a transportar vidrio y chatarra a la empresa Maprid, S.A. de C.V. en Apodaca, Nuevo León. Para no regresarme sin carga, iba a la Central de Abastos y compraba lo que completara, entre ello, aceite, frijol, manteca, etcétera, y aprovechaba para venderlo cuando repartía harina a los establecimientos de abarrotes.

Mi historia como carbonero surge a través de que la empresa Maprid, S.A. de C.V. demandaba carbón, y al ver la enorme oportunidad que se abría ante mis ojos, no la dejé ir.

En 1987 decidí vender los camiones Torton, ya que mi sueño siempre había sido tener un tráiler, y a pesar de no tener experiencia decidí adquirir la primera unidad usada, no fue lo que yo esperaba, ya que, debido a las malas condiciones de la unidad, nunca podía llegar a mi destino puntualmente, así inicie como transportista.

Entre 1987 y 1999 seguí trabajando con más unidades semi-nuevas, y fue hasta el 2000 después de muchos intentos fallidos, en distintas agencias de tráilers, que pude adquirir las primeras tres unidades nuevas.

Fueron muchos años de sacrificio tanto mío como de mi familia, no existían los días de descanso, días festivos, vacaciones, etcétera, y a pesar de todas las caídas que tuve, mi deseo y mi sueño fue más grande, y ése sueño me ayudó a llegar hasta donde me encuentro actualmente.